viernes, 9 de septiembre de 2011

A veces es todo tan fácil..

 +Siempre he pensado que eres un arrogante y un creído
-Lo sé
+Pero te quiero.
-Sí, eso también lo sé
+¿Cómo que lo sabes?
-¡Yo también me quiero!
+¡Eres idiota!
-Mi próxima novia me ha llamado idiota. No sé como vivir con ello.
+¿Tu próxima novia?
-¡Claro! Tenemos mucho en común, por ejemplo, tú me quieres, ¡y yo también me quiero! ¿Por qué no salir contigo?
+Eres demasiado creído...
-No te lo tomes así, tú te has enamorado de un idiota y un creído, yo me he enamorado de una chica que sólo sabe llamarme idiota y creído. Creo que estamos en situaciones parecidas.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Marina Bertoncini Ferreiro.MA(L)

No podría jamás describir esto. Te juro que cada día me agota más escribir. Por que me frustra muchísimo no encontrar las palabras indicadas y repetir siempre lo mismo, como si se me agotara la creatividad. No es eso, imaginación me sobra -especialmente para escribir para ti- pero no hay nada que se compare a tu magnitud. No hay nadie que sea capaz de entenderme. Estoy tan ligada a ti, que estoy segura de que cada vez que escribo con el corazón y dejo que mis emociones despierten, eres tu la que escribe. Eres tu la que aparece y encanta al mundo con palabras. La que conoce las frases más exactas, las oraciones más precisas. Estoy tan ligada a ti que no podría despertarme un día sin sentirte dentro. No podría respirar sin percibirte en el aire. Eres todo lo que puedo pedirle a mi corazón. Por que por más personas que ame, por más veces que quiera con toda la sinceridad que tengo, nunca nada va a ser tan puro como esto. Este sentimiento sin daño, sin sufrimiento ni golpes. Una sensación invisible pero hermosa. Casi mística, mágica e inocente. Es como la devoción que siente una niña hacia sus padres, esa admiración ciega donde solo pueden ver lo maravillosos que son. Veo pura magnitud en ti. Veo grandeza y todo lo positivo que una persona puede tener. Tu no puedes hacerme daño. Y sin darte cuenta, me das muchísimo. Me das todo, me das una felicidad inmensa. Me das fé, para no perderme. Y me das algo que nadie jamás me pudo dar: una dirección. Por ti me entendí a mi misma y reconocí por que camino quería seguir. Por ti sé que hoy lo único que quiero es la paz plena. Eres lo más optimista que hay, y me alimento de toda esa energía en cada paso que doy. Alimentas mis ganas y mi fuerza. De hecho, eres mi fuerza, el impulso que no me deja detenerme nunca.